Sin embargo, el padre José seguía sin sentirse satisfecho; deseaba fervientemente llevar la palabra de Dios a las pobres masas andrajosas de este país, y sin embargo, al mismo tiempo, deseaba que le pidieran autógrafos, deseaba firmar un contrato de exclusividad, grabar un disco...aunque fuera de "rap":
Sus sueños comenzaron a verse realizados cuando las televisoras comenzaron a llamarlo a cubrir las crónicas del Papa y sus achichincles:
Cubriendo las mañanitas a la Virgen de Guadalupe:
Y eventos por el estilo, lo que le permitió comenzar a ser reconocido por los televidentes; de pronto, su sueño de estar bajo los reflectores se vió realizado cuando Tv Pendeja le ofreció encargarse de su programa predilecto y de mayor presupuesto (y digno ejemplo de un canal de televisión abierta en un país laico):
Ahí, comenzó a tener papeles protagónicos, a dirigir, a usar apuntador...¡era el sueño de su vida, realizado por fin! Tantos años de privaciones, de leer TVynovelas, de bendecir a tanta actricilla en minifalda y a grandes empresarios, habían dado sus frutos. A partir de ahí, comenzó a dar autógrafos, a salir en los programas de chismes, a ser consultado por los periodistas sobre qué noticias dar y qué no, a mandar en directo los mensajes del cardenal Rivera a todos los medios de comunicación; a aconsejar a los matrimonios de los famosos (¿quién mejor para aconsejar a un matrimonio que un sacerdote, que nunca se ha casado y no sabe nada sobre tener hijos, mantener a una familia con un trabajo de verdad, etc.?).
Su nombre comenzó a ser sinónimo de rating para las televisoras; no había viacrucis de Iztapalapa ni aparición de la Virgen en una taza de baño donde no estuviera presente para darnos su valiosa e imparcial opinión; comenzó a ser escritor de renombre y periodista.
De este modo, el Padre José nos demostró que los sueños se hacen realidad, que una vida sacerdotal consistente en pobreza, castidad y obediencia, no está peleada con la fama, el hambre de cámaras, la avaricia y la sed de atención, siempre y cuando se haga por amor a Dios. ¡¡Gracias, Padre José!!
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